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Reflexiones para el debate

Reflexiones para el debate

                EL MARXISMO LENINISMO EN AMÉRICA LATINA
Por Pável Blanco Cabrera

Exponemos estas ideas por invitación de la Cátedra Libertador Simón Bolívar, aquí en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde las ideas revolucionarias volvieron por sus propios pies en 1999 durante la huelga universitaria que freno la privatización de la educación superior.

En Diciembre de 1991 fue disuelta la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la bandera roja con la hoz y el martillo fue arriada del Kremlin, Fukuyama pregono el fin de la historia y las ideologías y Bush proclamo un nuevo orden mundial, un IV Reich global. Alguien escribió en esos años, que en Copilco y Coyoacán, el antaño cinturón rojo, al amanecer aparecían abandonadas en las esquinas pilas de libros; justo es decir  que no solo de marxismo, pues los escombros del Muro de Berlín sofocaron momentáneamente a todo el pensamiento critico. Algunos de esos miles textos aparecerían en las librerías de segunda a precios devaluados.

Los que eran niños cuando la crisis del socialismo, el retroceso temporal en Europa Oriental y el curso contrarrevolucionario que afecto a la humanidad en su conjunto; aquellos que tenían entre 8 y 15 años son los que en 99 pintaron de pueblo la UNAM y durante 9 meses desbordaron la dignidad estudiantil contra el neoliberalismo; esa generación a la que Tatcher, Bush, Fukuyama, Octavio Paz y la Revista Vuelta, condenaron a vivir bajo el pensamiento único, a ser la generación X, los sumisos, los obedientes, son los mismos que vaciaron en  las librerías de Donceles los anaqueles con los libros de Marx, Engels, Lenin, más también de Bakunin, los que en las guardias discutían y soñaban con otro mundo posible, lo que en los Reclusorios en círculos de estudio, en las calles con su rebeldía mostraron que las ideas rebeldes y revolucionarias aún tienen mucho que hacer en la lucha contra este sistema capitalista, responsable de la explotación y la injusticia.

Decimos esto, aquí en la UNAM, que parió esa hermosa rebelión estudiantil del 99, para dejar claro que el marxismo-leninismo no es una pieza de museo, un objeto de estudio de la arqueología, sino que es un instrumento necesario para la emancipación de los trabajadores y de la humanidad.

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Entrando ya al tema; cuando decimos marxismo-leninismo nos referimos a la ideología del proletariado, a la teoría y práctica de la revolución socialista, a la práctica política de los comunistas, los revolucionarios, los movimientos de liberación nacional y social.


No es nuestro terreno el de la especulación, nuestra historia tiene virtudes y también tiene errores, pero posee la dignidad de la realidad inmediata, que es como Lenin llamaba a la práctica. Es el accionar voluntario y organizado de mujeres y hombres, no por ellos sino por todos, a los que solo detuvo la muerte, porque ni la prisión pudo encarcelarlos.

El marxismo-leninismo es como posición de clase una concepción del mundo que al mismo tiempo intenta transformar las condiciones existentes de vida para que el hombre supere su prehistoria.

Como se conoce la concepción materialista de la historia se expresa ya abiertamente en el Manifiesto del Partido Comunista, publicado en 1848 bajo la redacción de Marx y Engels, en el que se preconiza la lucha de clases como motor de la historia, se van explicando los modos de producción y las contradicciones antagónicas entre explotados y explotadores, entre oprimidos y opresores, hasta llegar al sistema capitalista, modo de producción que simplifica la contradicción a burgueses y proletarios; se señala al mismo tiempo que el proletariado enterrara a la burguesía no solo para emanciparse, sino para emancipar al conjunto de la humanidad, es decir no se trata de cambiar de amo sino que una página nueva de la humanidad se escribirá en temas fundamentales, como por ejemplo el papel del Estado -que como demuestran Engels y Lenin no ha existido siempre sino que viene al mundo con la división de clases-, pues bien  este se ira extinguiendo hasta desaparecer como maquina burocrático-represiva para garantizar el dominio de clase. También Carlos Marx y Engels advierten que cuando una clase no triunfa sobre otra entonces puede venir el hundimiento, la barbarie.

Lenin continúo desarrollando la teoría y la práctica consecuente del marxismo, rescatándolo de las deformaciones a que lo sometían en la II Internacional. El marxismo en duro combate contra el oportunismo siempre, en ese caso con una tendencia que primero suscribió Eduard Bernstein y después el propio Karl Kautsky, que bajo la ilusión del aumento electoral de la socialdemocracia sostuvieron que con las reformas se puede avanzar y que la revolución es innecesaria. El momento de descomposición abierta y que Lenin refuto duramente fue la cuestión de la Primera Guerra Mundial, en la que la II Internacional planteo la posición chauvinista de que los trabajadores hicieran causa común con sus burguesías y se mataran entre si con sus hermanos de clase de otras nacionalidades. Eso lleva a Lenin a plantear que hay que quitarse la ropa sucia y ponerse la nueva, por eso los bolcheviques se llaman desde Abril de 1917 Partido Comunista, y como se sabe son los promotores y protagonistas de la Revolución Socialista de Octubre.

La recepción de estas ideas en América Latina se da a partir de 1864, cuando el periódico El Socialista, de México, reimprime la traducción del Manifiesto Comunista que en 1872 se había publicado en Madrid.

Ya para 1895 el argentino Juan B. Busto inicia la traducción al español del Primer tomo del Capital y sucesivamente se van conformando en Argentina, México, Uruguay, Brasil, círculos, periódicos y hasta partidos que de una u otra manera suscriben algunos elementos del marxismo.

Pero para América Latina aplica lo que escribió el secretario general del Partido Comunista de China Mao Tse Tung, fueron las salvas de la Revolución de Octubre las que trajeron el marxismo-leninismo.

Con la revolución rusa triunfante se generaron las condiciones para organizar la Internacional Comunista o III Internacional, que fue un centro organizador de los revolucionarios proletarios y que dinamizo la creación de partidos comunistas, en 1918 el de Argentina, en 1919 el de México, en 1922 el de Brasil, lo que fue masificando las ideas del marxismo-leninismo con variadas actividades, como los periódicos, las revistas teóricas, las campañas políticas, las editoras y la distribución de libros editados en nuestras lenguas en otras latitudes.

Por supuesto no es una recepción mecánica, pues se enriquece con ricas aportaciones. Ya en la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, la ponencia peruana redactada por José Carlos Mariategui esta planteando el tema de los pueblos indios, la que es fuertemente debatida por el argentino Vittorio Codovilla. No solo para ese momento, lo que Mariategui plantea es la creación heroica, el aporte que no sea calca ni copia. En otros momentos también brillaran las luces de Víctor Manuel Gutiérrez, Ernesto Che Guevara, Fidel Castro, Rodney Arismendi y las contribuciones colectivas de los  Partidos Comunistas, del Brasileño, colombiano, venezolano, chileno.

En el terreno de la cultura ayer pero también hoy bajo la bandera del marxismo-leninismo están aportaciones que enriquecen nuestra lucha continental, desde los murales de Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, hasta el trabajo actual de las Brigadas Ramona Parra; desde el Canto General de Pablo Neruda, bella historia de la lucha de nuestros pueblos a las creaciones magistrales del arquitecto Oscar Niemeyer.
En el terreno de las ideas y la política veamos rápidamente los siguientes aspectos.

El marxismo-leninismo y la unidad latinoamericana
En opinión de los revolucionarios el subdesarrollo de nuestros pueblos es producto del saqueo indiscriminado del imperialismo, de la explotación directa, de la deuda externa. En el cono sur, Gilberto Vieira, entonces secretario general del Partido Comunista Colombiano planteo un debate con el famoso articulo de Marx intitulado Bolívar y Ponte, donde reivindica las ideas del libertador y sostiene que no hay contradicción entre ser marxista-leninista y bolivariano, como no la hay entre ser internacionalista y patriota, en ese debate también influyo la posición del PC de Venezuela. Se abrió camino a levantar junto con el pueblo la bandera de Bolívar como bandera antimperialista, rescatando las tradiciones de lucha de los independentistas del Siglo XIX. Inclusive la Conferencia de los partidos comunistas y obreros de América Latina que se reunió en La Habana en ocasión de los 150 años de la Batalla de Ayacucho hizo esa reivindicación y llamo a luchar por la segunda y definitiva independencia de nuestros pueblos.

Señalamos este debate porque siempre se acusa al marxismo-leninismo del dogmatismo, de seguir al pie de la letra el instructivo, pero con Lenin decimos que el marxismo es una guía para la acción, no un recetario.

Recuperar a Bolívar fue un acto de justicia histórica y permitió que se gestaran movimientos como el que hoy sacude Venezuela, Bolivia e inclusive Colombia donde un Ejército del Pueblo, las FARC, confronta a la oligarquía y presenta al pueblo una salida democrática y popular al largo conflicto sociopolítico.

Frentes y alianzas dinamizados desde el marxismo-leninismo
La lucha por la unidad de los de abajo, de la clase obrera con los oprimidos, explotados y despojados es una preocupación constante. En 1935 después del Informe de Jorge Dimitrov al VII Congreso de la Internacional Comunista, se avanzo mucho en esa tarea, pero también se cometieron deformaciones imperdonables, errores históricos que retrasan las tareas emancipatorias.

Jorge Dimitrov, un héroe que con dignidad se comporto en los tribunales nazis, expone la justa tesis de que para derrotar al fascismo es necesario un frente muy amplio. Pero la lucha contra el fascismo pasó, el fascismo fue derrotado y en Berlín el Ejército Rojo ondeo la bandera con la hoz y el martillo.

De manera mecánica, sin tomar en cuenta el cuadro histórico, ni estudiar el desarrollo de las clases sociales, ni la reestructuración capitalista, se mantuvo una política frentista, no digamos de colaboración de clases, sino de subordinación de la clase obrera a la burguesía, a la que se asignaba el rol fundamental en tales frentes. Una tarea central del marxismo-leninismo que es la independencia política de la clase obrera quedo anulada.

Por ejemplo en México se confundió una tendencia de concentración y centralización del capital que ocupaba un fuerte sector estatal de la economía para desarrollar a la burguesía y la infraestructura que esta necesitaba en todo el territorio, con la idea de que significaba una manifestación antimperialista de la llamada burguesía nacional. Es claro que bajo tal premisa los errores de estrategia y táctica serian graves, como lo fueron.

Por ello es importante que también en México con la VI Declaración de la Selva Lacandona del EZLN nuevas coordenadas para construir la unidad se planteen, esto es abajo y a la izquierda, clase contra clase.

Producto también de las deformaciones frentistas es en la actualidad la subordinación que se da en varios países a una “izquierda” que aplica el neoliberalismo y las políticas imperialistas sin rubor.

Los pueblos indios y el marxismo-leninismo, una cuestión clave en América
Antes ya citamos a Mariategui. Él esta llamando la atención en un continente como el nuestro, donde la conquista dejo heridas sangrantes abiertas, donde el exterminio fue brutal a mirar y aprender el problema del indio en nuevos términos, no considerarlo abstractamente como problema étnico o moral, sino “concretamente como problema social, económico y político”. En los Siete ensayos para la interpretación de la realidad peruana esta presente ese planteamiento, que fue olvidándose, hay que reconocerlo autocríticamente, recuperado en el planteamiento del pueblo de Cuba a los pueblos del mundo conocido como la II Declaración de la Habana y puesto ya como ineludible por la rebelión zapatista de 1994.

Hoy los pueblos indios de México protagonizan un movimiento anticapitalista claro, que plantea la reapropiación de la tierra y la apropiación por parte de los trabajadores de los medios de la producción. Para el marxismo-leninismo, para los comunistas reconocer sus derechos, reivindicaciones y su papel central en la rebelión nacional anticapitalista no puede esperar ya más, la autocrítica tampoco. Entenderlos no solo con las categorías de explotación y lucha de clases,  sino en sus formas de resistencia, como pueblos, con sus formas autónomas de decidir.

La Revolución Cubana y la II Declaración de la Habana
El triunfo el primero de Enero de 1959 del pueblo cubano y el Ejército Rebelde sacudió al marxismo-leninismo y destruyo algunos fatalismos levantados en su nombre, en primer lugar el de la imposibilidad del triunfo revolucionario en el hemisferio occidental, en el área de influencia del imperialismo norteamericano.

Cuando en 1961 el pueblo proclamo el carácter socialista de la revolución y el imperialismo se lanzo con su fuerza mercenaria, en 72 horas se le derroto. La invencibilidad del imperialismo quedo hecha añicos, y el pueblo de Vietnam lo confirmaría.

En 1962 como fresca respuesta al reformismo la II Declaración de la Habana, que articulo un movimiento continental liberador y que replanteo lo evidente, el deber de los revolucionarios es hacer la revolución. Sobre ella el Che escribió:

La Segunda Declaración de La Habana es una guía para el proletariado, el campesinado y los intelectuales revolucionarios de América; nuestra propia actitud será guía permanente. Debemos ser dignos de ese lugar que tenemos, debemos trabajar todos los días pensando en nuestra América y fortalecer más y más las bases de nuestro estado, su organización económica y su desarrollo político, para poder también, al mismo tiempo que nos superamos internamente, convencer más y más a los pueblos de América de la posibilidad práctica de iniciar el camino del desarrollo socialista, en la etapa actual de correlación de fuerzas internacionales.

Ese documento es una contribución brillante que enriquece el marxismo-leninismo, y es justamente conocida como el Manifiesto Comunista de América Latina.

La Revolución Cubana también muestra el rol de los estudiantes, su papel decidido y decisivo.

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Hoy el marxismo-leninismo en América Latina tiene su rol, sus tareas, como ciencia de la historia, como acumulación de experiencias en la larga lucha por el socialismo, por la emancipación y la liberación.

En México su contribución es reconocida.

Veamos por ejemplo lo que en el contexto de La Otra Campaña, una forma para cumplir La VI Declaración de la Selva Lacandona, plantea el Subcomandante Insurgente Marcos, jefe militar del EZLN, sobre la vigencia de Lenin:

Lenin resolvió de una forma acertada tres de los grandes retos que tienen aquellos que quieren transformar la realidad en la que estamos. Una, la producción teórica, la teoría y la discusión y el debate con las ideas de los que están arriba; otra, el análisis concreto con esos elementos teóricos, el análisis de la realidad en la que uno está luchando; y la tercera, que es la más difícil para quienes empiezan a agarrar las herramientas de la teoría y del análisis concreto, que es la práctica, la lucha. Hay más aspectos en la vida de un luchador, de alguien que quiere transformar, que tienen que ver con el corazón, con la cultura, con el estudio de las ciencias y las artes, con el humor, con las relaciones interpersonales. Pero esas tres primeras, el análisis y la discusión y el debate teóricos; el análisis concreto y también la práctica, la lucha; Lenin es un referente que viene a pelo con lo que está pasando ahora en nuestro país.

En La Otra Campaña participamos los comunistas. Fue el marxismo-leninismo lo que nos llevo a ser adherentes. Y como no si soplan los vientos de la rebelión nacional y se planta bandera firme en el anticapitalismo, en la lucha contra este sistema que nos explota, nos despoja, nos reprime y nos desprecia.

Como marxistas-leninistas estamos planteando que en las tareas de nuestro pueblo se requiere de un alto grado de organización y por ello persistimos en organizar al partido de los revolucionarios, el partido comunista, firme en su concepción del mundo, internacionalista consecuente y que sea capaz de proponer con audacia pero sin dogmas la opción socialista y el proyecto comunista, para que otro mundo sea posible.

México DF a 1 de Mayo del 2007

3 comentarios

Elecciones 2010 -

Considero que, este tipo de corrientes ideologicas son buenas en el sentido que no atenten contra la vida o dignidad humana, como lo hace en Colombia la FARC, en el presente este grupo terrorista ha tenido bajas muy importantes, gracias a la política de seguridad democrática del presidente Alvaro Uribe, además con la cercania de las elecciones 2010 en este país, muchos candidatos tendran dentro su portafolio de gobierno, el eliminar la guerra es este país, hace poco encontré un portal colombiano que trata estos temas de una forma clara y objetiva.

Melanie -

que bueno que haya un espacio de historia puesto que el comunismo como ideal es tan obsoleto y arcaico como el telegrama..